Actualmente dentro de las fronteras de la esfera intelectual filosófica y político-sociológica nos enfrentamos ante una lucha encarnizada entre la modernidad y la postmodernidad.
El período moderno se corresponde con el pensamiento ilustrado o era de la Ilustración, bajo los pilares y los cimientos racionales siguientes; se perseguía una autononía del invididuo, de tal modo que el estado debe de garantizar la libertad y la seguridad de cada uno de sus ciudadanos y de facilitarle a través del mercado liberal que pueda desarrollarse, es decir, garantizar vivienda, trabajo, sanidad y educación como un síntoma de progreso para la mejora de la sociedad y de la especie humana en general. Los ilustrados apostaban fuertemente por el progreso y la mejora de la condición humana y la armonía y constante fraternidad entre los pueblos.
La era postmoderna surge en el siglo XX, pero cobra más fuerza a finales de los 70. Su ideología se estructura bajo la reflexión de que la fraternidad humana que buscaba los modernos ilustrados se ha esfumado. El progreso ilustrado es una quimera, una gran falacia para imponer una tiranía de mercado, una tiranía de unos cuantos. El estado ya no se preocupa por el bienestar de sus ciudadanos. No existe la fraternidad entre los pueblos ni entre los seres humanos. No se garantiza una educación y sanidad propia de un estado de bienestar. Los mercados prevalecen sobre algo sagrado como es el ser humano. La hermandad y fraternidad se ha resquebrajado ante la solemne constatación de que cada uno, estado o sociedad va a lo suyo y todo esta orientado a un mercado, cuyo progreso de unos pocos se imponen a la desgracia de muchos, vesae África.
Grecia, está en la quiebra. Los mercados nos han llevado a una situación en la que europa anda a la deriva. El viejo continente se pelee y se preocupa más por cobrar sus deudas que por velar por los ciudadanos europeos. Europa no va a una. Europa está dividida. No hay fraternidad, y si no que se lo pregunten a los griegos, recortes, tasa de paro insoportable, despidos. España: 5 millones de parados, políticos robando que no gobiernan para sus ciudadanos, más bien para sus propios bolsillos, desigualdad entre clases brutal. Portugal más de lo mismo. Irlanda igual. Las bolsas están en negativo, los lideres europeos solo quieren cobrar SUS MILLONES. Gran parte de su ciudadanía está enmalla perdía. Este progreso no es universal, como quería el ilustrado,es un progreso de unos cuantos, los millonarios frente a la clase media, baja. La educación no es el gran timón de la cultura. Son los mercados, los cuales nos dividen, nos resquebrajan en nuestras relaciones. Estamos divididos. El progreso es mayor, y a la vez, nos cuesta más vivir y llegar a pagar nuestras facturas. Se hace más cuesta arriba acceder a un buen trabajo, a una buena eduación y solo miramos dentro de nuestro propio ombligo, del yo ilustrado, sin mirar a un pensmaiento de la alteridad, pensar en la comunidad, apelar al espíritu de unión de todos, de patriotismo, etc.En resumen: el mercado es lo que importa, el Dios euro es lo más importante, sus millones, el ciudadano que le den por el culo.
¿Vivimos en la modernidad o Postmodernidad?
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